La templanza tiene que ver con el equilibrio. Esta carta representa el flujo de paz que podemos lograr cuando abrazamos la moderación.

En lugar de la escala estática que se ve en Justicia, la Templanza se ejemplifica con el agua que fluye entre dos tazas y se envuelve alrededor de los pies de un ángel. Al fomentar un equilibrio entre nuestra pasión y nuestro juicio, podemos abrazar y deleitarnos con el flujo dinámico de la vida.

Esta carta nos enseña que podemos acceder a partes más profundas de nosotros mismos dejando ir el caos del exceso. Ilustra los momentos en que aprendemos a desconectarnos de estas distracciones y nutrirnos con nuestra propia verdad. Como vimos con la carta anterior, La Muerte, este camino no es fácil, pero son los desafíos de la vida los que nos enseñan cómo enfocarnos mejor en nuestras fortalezas.

La templanza nos pide que nos concentremos en lo que es realmente importante y dirijamos nuestra energía en consecuencia. Nos muestra cómo la autorreflexión puede abrirnos al mundo, reponiendo nuestras capacidades en lugar de agotarlas. Como tal, es una carta que expande el horizonte en lugar de estrechar el foco como el dos de espadas. La templanza nos muestra cómo podemos eliminar los bloqueos en nuestras vidas y volvernos verdaderamente vibrantes.

También es una carta muy impulsada ideológicamente, ya que se centra en el por qué de nuestras acciones. Siempre en busca de sentido, La Templanza nos pide que nos concentremos en lo que realmente importa y comencemos a vivir la vida en la que creemos. Significa abstenerse de cosas que no se alinean con nuestros valores o nos chupan la energía, aunque parezcan agradables en ese momento. . Aprender a dejar ir la comodidad que no nos enriquece puede ser difícil, pero también deja espacio para ideas más profundas y para la autosatisfacción.